Llega un momento en el que el dolor articular deja de ser una molestia puntual y se convierte en un obstáculo para vivir con normalidad. Caminar unos metros, subir escaleras, levantarse de una silla o simplemente dormir sin dolor se vuelven tareas complicadas. En esos casos, muchos pacientes se hacen la misma pregunta: ¿Ha llegado el momento de ponerme una prótesis de rodilla o de cadera?
La respuesta no siempre es sencilla, y es natural sentir cierto temor ante una cirugía que, aunque hoy es muy segura y con excelentes resultados, sigue siendo una decisión importante. En CECOTEN, centro especializado en traumatología, cirugía ortopédica y rehabilitación en Santa Cruz de Tenerife, acompañamos a diario a pacientes que atraviesan ese proceso de decisión. Por eso, en este artículo queremos ayudarte a entender cuándo se recomienda una prótesis, cómo saber si es el momento adecuado y qué puedes esperar antes y después de la operación.
Por qué se llega a necesitar una prótesis articular
La causa más frecuente que lleva a una sustitución de rodilla o cadera es la artrosis avanzada, una enfermedad degenerativa del cartílago que, con el tiempo, desgasta la articulación hasta el punto de provocar dolor constante, rigidez y limitación funcional.
Cuando el cartílago desaparece, los huesos comienzan a rozar entre sí, generando inflamación, dolor crónico y pérdida de movilidad. En esas condiciones, el tratamiento conservador (medicación, fisioterapia o infiltraciones) ya no es suficiente. La prótesis se convierte entonces en una alternativa para recuperar la movilidad y la calidad de vida.
Además de la artrosis, hay otros motivos que pueden requerir una prótesis: fracturas complejas, necrosis avascular de la cabeza femoral (cuando el hueso se deteriora por falta de riego sanguíneo), secuelas de traumatismos graves o enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide.
Cómo saber si ha llegado el momento de operarse
No hay una edad exacta ni una fecha marcada para poner una prótesis. La decisión depende más de los síntomas y de su impacto en la vida diaria que de los años del paciente.
Una de las frases que más se escuchan en consulta es: “Doctor, me duele, pero no quiero operarme todavía”. Y es comprensible. Muchas personas prefieren aguantar lo máximo posible, ya sea por miedo, por desinformación o porque creen que la cirugía es el último recurso. Sin embargo, esperar demasiado puede tener consecuencias: cuanto más se retrasa la intervención, más se atrofia la musculatura y más difícil puede ser la recuperación posterior.
Algunos signos que indican que puede haber llegado el momento de valorar una prótesis son:
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Dolor constante que no mejora con analgésicos ni tratamientos conservadores.
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Dificultad para realizar actividades cotidianas, como caminar, vestirse o subir escaleras.
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Pérdida progresiva de movilidad o rigidez marcada.
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Deformidad visible en la articulación (piernas arqueadas, acortamiento de una extremidad, etc.).
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Dolor nocturno que impide dormir o descansar adecuadamente.
Cuando la calidad de vida se ve seriamente afectada y las soluciones no quirúrgicas ya no son efectivas, es momento de valorar la cirugía. El objetivo no es solo eliminar el dolor, sino recuperar la independencia y la capacidad de movimiento.
Qué ocurre en una cirugía de prótesis
Tanto en la rodilla como en la cadera, el procedimiento consiste en reemplazar las superficies dañadas de la articulación por componentes artificiales diseñados para imitar su función natural.
En el caso de la prótesis de rodilla, se sustituyen las superficies articulares del fémur, la tibia y, a veces, la rótula, por piezas metálicas y de polietileno que permiten un movimiento fluido y sin dolor. En la prótesis de cadera, se reemplaza la cabeza femoral por una esfera metálica o cerámica y el acetábulo por una cavidad artificial que encaja perfectamente.
La cirugía suele durar entre una y dos horas y, gracias a los avances médicos, hoy se realiza con técnicas cada vez menos invasivas, lo que permite una recuperación más rápida y menos dolorosa. En CECOTEN, el equipo de cirugía ortopédica trabaja con protocolos de recuperación acelerada, que buscan que el paciente empiece a movilizarse en las primeras 24 horas tras la operación.
Resultados: qué puede esperar el paciente
Las prótesis de rodilla y de cadera tienen tasas de éxito muy elevadas. Más del 90% de los pacientes experimentan una mejoría significativa del dolor y la movilidad, y en muchos casos pueden volver a realizar actividades que antes eran impensables, como caminar largas distancias o practicar deporte moderado.
Una prótesis bien implantada y cuidada puede durar entre 15 y 25 años, dependiendo de factores como la edad, el peso, el tipo de actividad y el cuidado posterior. Los materiales actuales son más resistentes y biocompatibles, lo que ha mejorado la durabilidad y reducido el riesgo de desgaste prematuro.
Lo más importante, sin embargo, es que la cirugía no solo devuelve la movilidad, sino también la confianza y la calidad de vida. Muchos pacientes afirman que se sienten “como si volvieran a tener sus articulaciones originales” después de años de limitaciones.
Antes de la cirugía: preparación y valoración
El proceso comienza con una evaluación completa por parte del traumatólogo. En ella se revisa el historial clínico, las radiografías, la movilidad, el dolor y la funcionalidad del paciente. También se valoran los tratamientos previos realizados y se confirma que no haya otras causas de dolor (por ejemplo, problemas musculares o de columna).
Una vez tomada la decisión, el paciente pasa por una preparación médica y física que puede incluir ejercicios de fortalecimiento, control del peso, ajuste de la medicación y revisión general de su estado de salud.
El éxito de la cirugía no depende solo del quirófano, sino también de la preparación previa. Llegar a la operación con buena masa muscular, una correcta movilidad y una actitud positiva facilita enormemente la recuperación.
Después de la operación: la rehabilitación es clave
La colocación de una prótesis no termina con la cirugía. El proceso de rehabilitación y fisioterapia es fundamental para lograr un resultado óptimo.
En CECOTEN, la recuperación comienza prácticamente desde el primer día. El objetivo es evitar la rigidez, fortalecer los músculos y recuperar el patrón natural de movimiento. Cada paciente sigue un plan personalizado que combina fisioterapia presencial, ejercicios en casa y seguimiento médico.
Durante las primeras semanas, se trabaja la movilidad asistida, el control del dolor y la reeducación de la marcha. Luego, se avanza hacia ejercicios más activos y fortalecimiento muscular. En el caso de la prótesis de cadera, se presta especial atención a la estabilidad y al equilibrio; en la de rodilla, al control del rango de flexión y extensión.
Con constancia y buena adherencia, la mayoría de los pacientes puede volver a una vida prácticamente normal en pocas semanas, y disfrutar de una movilidad sin dolor durante muchos años.
Prótesis de rodilla o de cadera: ¿qué diferencias hay?
Aunque ambas cirugías buscan el mismo objetivo —eliminar el dolor y recuperar la función articular—, hay algunas diferencias importantes.
La prótesis de cadera suele ofrecer una recuperación más rápida y con menos dolor postoperatorio, ya que la articulación tiene un movimiento más uniforme y menos carga rotacional. En cambio, la prótesis de rodilla puede requerir un poco más de trabajo de rehabilitación para recuperar la flexión completa y la estabilidad, aunque los resultados finales también son excelentes.
En ambos casos, la decisión sobre el tipo de prótesis (total o parcial, cementada o no cementada, metálica o cerámica) la toma el traumatólogo según las características del paciente, la calidad ósea y el tipo de vida que lleva.
Mitos frecuentes sobre las prótesis articulares
Aún existen muchos mitos que generan miedo o confusión. Algunos pacientes creen que una prótesis limita la vida o que se sentirán “menos ágiles”. Otros piensan que es una cirugía solo para personas mayores.
Nada más lejos de la realidad. Hoy en día, las prótesis se colocan también en pacientes más jóvenes, activos y con artrosis avanzada, precisamente para mantener su calidad de vida y evitar un deterioro muscular. Y en cuanto a las limitaciones, la mayoría de las actividades diarias —e incluso deportes de bajo impacto— se pueden realizar con total normalidad.
Eso sí, conviene evitar actividades de impacto alto, como correr o saltar, y mantener revisiones periódicas con el traumatólogo para asegurarse de que la prótesis sigue en perfectas condiciones.
El papel del traumatólogo y el equipo de rehabilitación
El éxito de una cirugía de prótesis no depende solo del implante o del cirujano. Es un trabajo en equipo en el que intervienen traumatólogos, anestesistas, fisioterapeutas y enfermeros especializados.
En CECOTEN, la atención es integral: desde el diagnóstico inicial hasta la rehabilitación final, con un seguimiento continuo para garantizar que el paciente recupere su autonomía y bienestar. La combinación de cirugía avanzada, fisioterapia especializada y control médico es lo que marca la diferencia en los resultados.
Cada paciente es único, y por eso cada prótesis se planifica de forma individualizada. La edad, la morfología ósea, la actividad física, el peso y las expectativas influyen en la elección del modelo y en el tipo de técnica quirúrgica.
Conclusión: la decisión no es cuándo operarse, sino cuándo volver a vivir sin dolor
La prótesis de rodilla o de cadera no es el final del camino, sino un nuevo comienzo. Se trata de una intervención con altísimos índices de éxito, que permite a miles de personas recuperar su movilidad, su independencia y su calidad de vida.
La decisión de operarse debe tomarse junto al traumatólogo, valorando los síntomas, el impacto en la vida diaria y los resultados de las pruebas diagnósticas. Pero si el dolor ya limita tus actividades, te impide descansar o te obliga a modificar tu rutina, probablemente sea el momento de dar el paso.
En CECOTEN, nuestros especialistas en traumatología y cirugía ortopédica están preparados para acompañarte en todo el proceso: desde la valoración inicial hasta la recuperación completa, con un enfoque humano, seguro y adaptado a tus necesidades.
Porque no se trata solo de poner una prótesis: se trata de volver a moverte, volver a vivir sin dolor y volver a disfrutar de tu día a día.











