Esguinces y contracturas
Las articulaciones de nuestro cuerpo, que nos permiten el movimiento y el desplazamiento, están formadas por las extremidades de los huesos y recubiertas de cartílago. Están reforzadas por lo que conocemos como ligamentos y movidas por los músculos.
Son verdaderas maravillas mecánicas que precisan, como todo nuestro organismo, de un adecuado mantenimiento y que están también sometidas a un proceso natural de desgaste y envejecimiento.
El ejercicio habitual mantiene en buen estado las articulaciones, permitiendo un buen tono de los músculos que las mueven y una adecuada nutrición del cartílago que forma sus superficies.
Por contra, su falta de uso, el sedentarismo, la sobrecarga de peso que suele conllevar, una inadecuada utilización, o determinadas enfermedades que interfieren su buen funcionamiento, nos llevan a un proceso gradual de deterioro, acentuando y adelantando el normal de la propia evolución.
Existe un deporte y una forma de realizarlo para cada edad, pero precisan un hábito de hacerlo, un buen calentamiento previo y el no pasar de sus posibilidades reales, para mantener un estado óptimo de las articulaciones y de nuestro organismo en general.
Aun así, de forma accidental, en nuestra actividad diaria o en la práctica de ejercicios, se pueden producir lesiones que afecten a su funcionamiento, siendo los esguinces y las contracturas, unas de las lesiones más frecuentes.