En España, el dolor crónico afecta al 18% de la población. Y en gran parte de los casos, el problema se localiza en la articulación más grande y compleja del ser humano: la rodilla, relacionada en la mayoría de las veces con la edad. Sin embargo, existen otros motivos. No hacer ejercicio y ganar peso también acaba convirtiéndose en una tortura para las rodillas. Hasta el calzado inadecuado puede ser el causante. Los especialistas ven a diario en sus consultas situaciones que merman la calidad de vida y, muchas veces, hay remedios eficaces. Te contamos 6 motivos por los que duelen las rodillas y cómo solucionarlo. ¡Sigue leyendo!
El dolor de crecer demasiado deprisa
Hay niños y adolescentes que sufren dolor de rodillas localizado en la cara anterior de la articulación. Suele aparecer cuando están sentados, al estirar las piernas para ponerse más cómodos o al levantarse. Para estos jóvenes, las escaleras se convierten en su peor enemigo, especialmente al bajarlas y, habitualmente, los estudios de resonancia magnética no detectan problema alguno. De hecho, muchas veces también está presente un brote de crecimiento próximo al momento en que comenzó el dolor, junto con un hábito inadecuado (como malas posturas) o un abuso en deportes intensos.
Cuando el nivel de entrenamiento te supera
Una vez pasada la adolescencia, que a uno le duelan las rodillas es una posibilidad que continúa siendo una realidad. Esto suele ocurrir a personas que preparan en poco tiempo pruebas físicas como las que hay que superar para acceder a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.
Al recurrir a rutinas de entrenamiento auto diseñadas, las rodillas sufren a un nivel extremo. En muchos casos, no han llevado anteriormente una vida demasiado activa y el dolor se ve motivado al sobreesfuerzo. Cuando ocurre esto, se recomienda frenar el ritmo, ya que podría acarrear en una lesión que precise de tratamiento quirúrgico.
Del sedentarismo al ‘running’
Realizar ejercicio es uno de los mejores regalos que uno puede hacerle a su salud, pero conviene no pasar del sedentarismo a prepararse para correr maratones. Las articulaciones de las personas que no hacen correctamente la transición a una vida activa pueden sufrir bastante.
Estos casos se ven sobre todo en personas de edad media, por lo que el daño en el cartílago puede estar presente de forma silente y a veces padecen algún grado de desalineamiento de miembros inferiores que no les hace aptos para cualquier deporte (sobre todo los más exigentes).
Por otra parte, está el sobrepeso como uno de los factores de riesgo que mayor impacto tiene en la cadera, la rodilla y el tobillo: acelera la degeneración del cartílago y la aparición de artrosis.
Una resonancia magnética diagnostica los daños del menisco y edemas óseas, señal de que se ha cargado un peso superior al que puede soportar el cuerpo. No obstante, los expertos recomiendan reposo, fisioterapia y una vuelta sosegada a la actividad física. Además de perder peso y llevar una dieta equilibrada.
Cuando la rodilla ‘trabaja demasiado’
Es el caso de mecánicos, fontaneros, albañiles y otros profesionales que suelen trabajar de rodillas y en cuclillas, o que manejan mucho peso cada día.
Es frecuente ver en consulta a este tipo de personas de edad media con dolor en la zona interna de la rodilla al agacharse, con episodios de hinchazón y sensación de enganche en ciertos momentos. El problema más típico es la rotura meniscal degenerativa, una condición natural asociada al envejecimiento articular, que en condiciones de carga más livianas, pasaría desapercibida clínicamente.
Otro de los factores que influyen en el desgaste de las rodillas es el calzado. Un uso adecuado a las necesidades de cada persona puede reducir notablemente los dolores articulares. En el caso de quienes padecen un desequilibrio en los ejes femorotibiales, se recomienda colocar cuñas en los zapatos para evitar o ralentizar el dolor y la degeneración articular. De esta forma, se corrige el desequilibrio y se evita una cirugía.
Artrosis como signo de la edad
Con los años, pueden aparece las llamadas ‘enfermedades degenerativas’. La artrosis va cercando las rodillas hasta que los cambios metabólicos ocasionados por el envejecimiento se traducen en una dolorosa reducción del espesor del cartílago. También empeora su textura, y la capacidad de transmitir las cargas se deteriora.
A medida que la enfermedad progresa, la articulación se deforma y ensancha en un intento de aumentar la superficie para disminuir la presión, lo que hace perder movilidad y provoca crujidos. Estos pacientes se quejan de entumecimiento matutina, que mejora a medida que pasa el día, y de dolor con sobrecargas leves o moderadas. Pueden darse etapas sin síntomas que alternan con otras muy molestas, con crisis de dolor e inflamación.
Se recomienda, previa consulta con el especialista, mantener hábitos de vida saludables como no aumentar peso, hacer actividad física regular, fisioterapia y tomar antiinflamatorios durante el tiempo indispensable cuando se presente una crisis.
Artritis, de la inflamación a la prótesis
La artritis reumatoide afecta simultáneamente a muchos órganos, además de las articulaciones. Se definen por un problema de autoinmunidad que, si no se trata adecuadamente, puede destruir rápidamente la articulación.
Este tipo de paciente presenta dolor, inflamación y entumecimiento que tarda mucho tiempo en mejorar una vez el paciente se pone en marcha.
La creciente necesidad de permanecer activos y con buena calidad de vida hasta edades avanzadas motiva la implantación de prótesis entre lo más mayores cuando fracasa el tratamiento conservador y la rodilla está desgastada.
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