Aunque en un principio pueda parecer ilógico, lo cierto es que los esguinces de tobillo son una de las lesiones más habituales durante el verano. Estas lesiones suelen evolucionar mal y provocar inestabilidad crónica por no haber seguido un tratamiento correcto.
Los traumatólogos insisten en la importancia de una buena preparación física durante todo el año y de curar bien un esguince con las pautas basadas en el método R.I.C.E (reposo, hielo, compresión y elevación).
Inestabilidad crónica de tobillo
La inestabilidad crónica de tobillo se caracteriza por dolor persistente, esguinces recurrentes e inestabilidad subjetiva. Su principal tratamiento es quirúrgico, ya sea por cirugía abierta o bien mediante las nuevas técnicas de artroscopia de tobillo.
¿Por qué en verano?
En verano es cuando más se incrementa la incidencia de los esguinces de tobillo debido al aumento de actividad física sin entrenamiento y al tipo de calzado.
En general, la mayor parte de las lesiones deportivas producidas durante estos meses se deben a la falta de preparación y a la inactividad física mantenida durante el resto del año.
Muchas personas vuelven a la práctica de ejercicio motivados por el mejor tiempo y el mayor número de horas libres, ya sea por las vacaciones o la jornada laboral intensiva, y lo hacen sin tener en cuenta que hay que prepararse previamente para ello. Además, es muy importante en esta época, tomar unas medidas de seguridad que puedan evitar problemas mayores.
Recomendaciones para evitar lesiones
De entre las recomendaciones a tener en cuenta para evitar lesiones como el esguince de tobillo en esta época del año se encuentran el volver a hacer deporte de forma progresiva y no de golpe.
Hay que variar la intensidad día a día puesto que los músculos han perdido fuerza y estabilidad durante los ocho meses que han estado parados y necesitan fortalecerse poco a poco. Se aconsejan 3 sesiones semanales de media hora como mínimo, aunque también depende de las características y el tipo de deporte que pueda realizar cada uno.
Lo ideal es combinar deportes más o menos agresivos, limitar o evitar hábitos tóxicos, mantener una dieta equilibrada, regular las horas de sueño, utilizar el equipamiento y calzado adecuados y, en caso de tener alguna enfermedad o tener más de 40 años, acudir a un especialista para recibir consejo deportivo y ver cuál es el tipo de ejercicio más adecuado.
Pero sin duda, lo mejor es realizar actividad física regular durante todo el año por los múltiples beneficios que aporta para la calidad de vida.
¿Qué tipo de pacientes son los que más sufren lesiones en verano?
Uno de los grupos poblacionales que más riesgo tiene de sufrir lesiones en verano son los niños. Estos son más vulnerables a sufrirlas sobre todo porque muchos han tenido una vida sedentaria durante la temporada escolar y al llegar esta época practican más actividades de lo habitual como, por ejemplo, sucede en los campamentos.
De hecho, el esguince de tobillo supone cerca del 30 % de las lesiones en estos lugares. También son frecuentes en ellos contusiones, tendinitis, contracturas o calambres como consecuencia de la deshidratación.
Por ello, se aconseja:
- Utilizar el calzado adecuado que sujete bien el tobillo y mantenga la estabilidad.
- Evitar la fatiga muscular y el sobreesfuerzo.
El esguince más habitual es el que se produce en el ligamento lateral externo al doblarse el pie y apoyarse sobre ese lado.
En función de la severidad se clasifican en grado I, cuando hay una distensión; grado II, cuando hay rotura parcial de ligamentos; y grado III, cuando hay una rotura completa.
Su tratamiento habitual es ortopédico y varía según el grado de gravedad:
- Grado I: Reposo con hielo y no hacer deporte durante diez días
- Grado II: hielo, reposo, vendaje funcional y no hacer ejercicio entre 15 y 20 días,
- Grado III: reposo, frío local, vendaje y no apoyar en diez días, seguido de un programa de rehabilitación y no practicar deporte durante 45 días, aunque en algunos casos se valorará la cirugía.