Cuando nos encontramos en una situación donde existe la posibilidad de someternos a una operación de hernia discal, lo normal es que nos surjan muchas dudas al respecto “¿Debo someterme realmente a una intervención quirúrgica?”, “¿Quedaré bien?”, “¿Y si aguanto un poco más con tratamientos conservadores antes de operarme?”
Lo primero que debemos tener claro es que en la mayoría de los casos (80 – 90%) sufrir una hernia discal no implica pasar por el quirófano y que el problema puede remitirse con un tratamiento conservador sin cirugía. Sin embargo, aproximadamente un 10% de las personas que lo padecen, requerirán una intervención quirúrgica para su tratamiento.
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¿En qué casos debería someterme a la operación?
Cuando una hernia discal comprime una raíz nerviosa, ya sea en la zona de la columna cervical como lumbar, la primera opción es siempre tratarla con analgésicos y rehabilitación. Sin embargo, si en un periodo de 6 u 8 semanas el dolor persiste, se valora la posibilidad de someterse a una cirugía y aliviar el dolor del paciente cuando éste no le permite llevar una calidad plena de vida.
Los casos en los que se debe operar son los siguientes:
- Fracaso del tratamiento conservador. Es la causa más frecuente por la que se indica un tratamiento quirúrgico. Si tras 4 semanas el paciente no obtiene mejoría con tratamiento médico corre el riesgo de provocar un daño permanente al nervio y no obtener una recuperación completa.
- Lumbociática recurrente. En este caso el paciente si obtiene alivio con el tratamiento conservador, pero los dolores son cada vez más recurrentes e impiden llevar una vida normal por culpa de ello.
- Hernia discal con estenosis de canal. Cuando un paciente padece una estenosis de canal y se le suma una hernia discal podría producirse un aumento del déficit neurológico. Es decir, si como consecuencia de estos problemas al paciente le resulta practicamente imposible caminar debido al dolor en las piernas, se debe plantear la intervención quirúrgica antes de que la lesión sea definitiva.
- Déficit neurológico. Otro de los motivos por los que el paciente debería recurrir a una intervención quirúrgica es cuando la hernia discal provoca una pérdida aguda o progresiva de fuerza en la pierna.
- Dolor lumbociático extremo. En este caso el dolor es tan intenso que a pesar de tomar cualquier medicación no hay manera de controlarlo. En estas ocasiones, tras la intervención quirúrgica, el alivio del dolor es automático, los pacientes salen sin dolor del quirófano.
VENTAJAS DE LA CIRUGÍA
La cirugía de hernia discal ofrece una serie de ventajas y resultados eficaces a lo largo plazo:
- Menos tiempo de dolor
- Menos medicación
- Aumento de la calidad de vida
RECUPERACIÓN TRAS UNA CIRUGÍA DE HERNIA DISCAL
Tras pasar por una cirugía de hernia discal es conveniente proteger al máximo la zona lumbar. Si la intervención ha resultado satisfactoria y no presentó complicaciones durante el procedimiento o durante su convalecencia, normalmente en un período de tres semanas el paciente puede reanudar vida normal y volver al trabajo. Es sí, se aconseja no realizar cargas ni peso excesivo, especialmente si para ello requiere la torsión de la columna.
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